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«Alcalde modelo» o modelo de alcalde

Desde la remota época de Alejandro Kodac Marcos no se recordaba un alcalde con tanto apego a los flases de las cámaras. El actual alcalde, de hecho, supera con mucho el culto a la imagen –ahora digital-, más que lo hiciera aquel que, aunque demagógico, siquiera tenía un discurso que acompañar a su afán protagonista por salir en las fotos.

Zoido es pose, pasarela y relumbrón. Sonrisa ensayada hasta conseguir que parezca natural que, al aviso calculado de la presencia de fotógrafos, compone el gesto, la postura y la compostura, para trasmitir eso, la imagen de alguien que traslade serenidad y ausencia de problemas. Sonría, por favor alcalde que ya estamos en directo.

Su equipo pose de comunicación sabe que su punto débil es la palabra (por no decir las ideas). Sabe perfectamente que lo que diga lo tiene que tener bien ensayado y releído para que sus frases suenen con esa solemne contundencia, eso sí, vacía e insincera, propia del que no maneja conceptos propios pero que queda para un posado mejor que bien. Y si luego los medios amigos echan una mano –que más que medios parecen compañeros de partido- la foto compondrá la escena perfecta que pide la ocasión.

Por esa razón nunca participa en el debate de las ideas. El cuerpo a cuerpo, el manejo del argumento, la iniciativa política, la cintura parlamentaria, la réplica y la dúplica, no se le conocen a este juez metido a político al que únicamente enseñaron a posar y a sonreír… porque leer, ya sabía. Le enseñaron a ser modelo. Producto, por tanto de un laboratorio de comunicación, sale mal de las situaciones imprevistas, no le gustan las sorpresas –porque no sabrá qué tiene que decir y hacia donde debe de mirar y si es sonreír o estar serio lo que toca- y sólo cumple los esquemas previstos de antemano en el guión que otros le escriben, que asesores no faltan.

Lejos le queda lo de ser un modelo de alcalde, con dominio y conocimiento, con cercanía, con la altura conceptual que le da al principal edil de una ciudad ese nivel de estado que transpira sabiduría y confianza a la gente. La implicación en los problemas, hablar de ellos con mensaje propio trasmitiendo sinceridad –más allá o más acá incluso de su adscripción ideológica-, son demasiado pedir a alguien que le consiguieron la alcaldía a base de llevarlo aquí y allá para conseguir una buena foto posada.  Angulo, luz, contraste y velocidad de apertura. Todo perfecto. Pero eso no vale para una ciudad. Zoido es un buen alcalde-modelo para la galería pero es mal modelo de alcalde que es más bien un fraude político que esta ciudad y sus problemas no se merecen. 

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