Tu Voz, Tu Gente
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Presentes contra las barbaries

El pasado jueves coincidieron prácticamente en el tiempo dos convocatorias en nuestra ciudad. La condena al genocidio criminal por parte de Israel contra el pueblo palestino y el homenaje y recuerdo a las víctimas del fascismo y del franquismo que fueron asesinadas en Sevilla junto a la muralla de la Macarena.

Ambas tenían en común el rechazo a la barbarie. Los días siguientes y el fin de semana, hemos ido conociendo el horror y el infierno en Gaza, gracias a testimonios como el de Manu Pineda @Manu_Abu_Carlos activista de la Asociacion UNADIKUMhttp://www.asociacionunadikum.org/author/manu/ y militante de Izquierda Unida y del PCE, a quien se le pudo oír en directo desde Gaza en el Consejo Federal de IU del sábado  trasladando testimonio de cómo un estado con el ejército más sofisticado y poderoso de la tierra, se pasea sediento de sangre por un campo de concentración hacinado y desarmado, matando a “peligrosos terroristas” como la terrible imagen de niños asesinados que publicamos. Es curioso. Cómo nos han vendido la condición de víctima del pueblo judío en la Alemania nazi y como ahora actúa sin piedad como verdugo del pueblo palestino, con atronadores silencios mediáticos e inaceptables complicidades de gobiernos interesados.

La segunda convocatoria también tenía que ver con la condena del fascismo. En el monolito que recuerda a los fusilados en la muralla de la Macarena, también Izquierda Unida participó de la convocatoria de la Plataforma Sevilla por la República donde, por cierto, se volvió a exigir la retirada de la tumba del asesino Queipo de Llano de la iglesia que da nombre al lugar. Una vergüenza inimaginable en la Europa civilizada donde se-ría inconcebible que se honraran los restos de ningún general del Tercer Reich. Pues aquí, en esta ciudad y al lado de la tapia donde mandó fusilar a miles de sindicalistas, anarquistas, comunistas, socialistas o republicanos, (suena a provocación, ¿verdad?) descansa con “honores” inmerecidos un asesino. Con el consentimiento –y el aplauso- de la iglesia católica. Son tiempos de cinismo inabarcable. Son tiempos de barbarie indescriptible. Son tiempos para tomar partido porque el silencio nos hace cómplices.


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