Roto el acuerdo por Andalucía
La Presidenta de la Junta ha decidido precipitar el calendario electoral alegando una “supuesta inestabilidad” en el gobierno andaluz.
Las explicaciones que ha dado esta señora son tan ambiguas como incomprensibles, coincidiendo todas las demás fuerzas políticas distintas a la suya en que lo que persigue son intereses partidarios, relacionados con su carrera personal y política, a los que ha supeditado la ruptura de un Pacto por Andalucía con Izquierda Unida y precipitado un calendario electoral que convierte 2015 en un carrusel de convocatorias a las urnas de difícil entendimiento para la ciudadanía.
Apenas dos leyes de las 28 comprometidas han culminado su recorrido en estos tres años de legislatura. Cuando estaban a punto de completar su tramitación otras 16 de las pactadas y otras 17 más que, sin estar en el pacto, fueron negociándose, Susana Díaz ha abortado la cosecha.
Leyes como la de Memoria Histórica, Participación Ciudadana, Suministros y Mínimos vitales, Ley de garantía hipotecaria, Ley de Agricultura Integral, la de Renta Básica, o la de la Banca Pública, de claro signo de izquierdas, han asustado a la presidenta que ha preferido no molestar a los poderosos.
Las fotos recientes con los Botín, primero con el padre y luego con la hija, cobran ahora todo el sentido, puesto que empezaban a tomar cuerpo las multas a los bancos por no ejercer la función social de la vivienda.
Las operadoras de telefonía o las aseguradoras veían amenazados sus resultados con multas millonarias por sus incumplimientos y la llamada “colaboración público-privada” había sido erradicada de las prácticas en la contratación de las infraestructuras.
El derecho a techo se veía fortalecido por la Ley de la Vivienda y la solidaridad internacional miraba a Palestina y otros pueblos empobrecidos.
Los planes de empleo para jóvenes, para parados de larga duración, los sucesivos recursos y enfrentamientos contra el gobierno central, le han venido grandes a una presidenta que prefiere al sátrapa rey de Marruecos que al acosado pueblo saharaui.
A pesar de las limitaciones, la fuerza de la izquierda iba desarrollando poco a poco el sesgo y había colmado 
la paciencia de banqueros, duquesas y oligarcas, ante los que ha cedido –probablemente con alivio- un PSOE que ha incumplido cobardemente y sin razones, el Pacto con Andalucía.
Un PSOE que no es de fiar y que cuando siente el acoso de los pudientes no soporta la presión. IU se queda en el escenario ideológico como la única fuerza nítidamente de izquierdas y va a llamar a la movilización, como cada 28 de febrero, para conseguir que la fuerza de la gente tome el poder y se ponga fin a demasiados años gobernados por quienes nunca piensan en los graves problemas que tienen los pueblos.
