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Démosle a Obama la bienvenida que se merece

Andalucía siempre ha sido una tierra de paz. Por eso la visita a Sevilla del máximo representante de un imperio injusto y violento por naturaleza no puede ser motivo de celebración, sino una desagradable noticia ante la cual no cabe otra cosa que rebelarse y mostrar el más absoluto de los rechazos.

Causa vergüenza ajena comprobar estos días el vasallaje y la adulación servil con que las fuerzas vivas de nuestra ciudad se aprestan a recibir al presidente de un gobierno que supone un peligro para la humanidad y que no ha dejado ni un solo día de exportar muerte y de causar sufrimiento a través de las intervenciones militares que promueve o lleva a cabo directamente.

Especialmente humillantes han sido las declaraciones del alcalde, quien hace poco se atrevía a asegurar que la visita de Obama “pondría a Sevilla en el mapa”, haciendo gala así de un catetismo extremo y soberbio que a muchos nos ha abochornado.   

No, señor Espadas, una ciudad como Sevilla, con cerca de 3.000 años de historia, no necesita para ser reconocida como destino turístico de primer nivel de la fugaz visita del gendarme de la oligarquía mundial. No le hace falta. Además, si hay un mapa, o mejor dicho una diana, en la que nos puede colocar este acontecimiento es en el de los objetivos del terrorismo internacional. Así que menos frivolizar con este tema porque ya bastante ha hecho el ridículo.  

Y es que no hay que engañarse. Barack Obama no viene a nuestro país en viaje cultural o turístico, sino como presidente y jefe supremo del ejército de Estados Unidos. Y lo hace, entre otras cosas, con el propósito de inspeccionar la operatividad de las bases militares norteamericanas de Rota y Morón, desde donde diariamente salen bombas para perpetrar masacres y matar a gente en otras partes del mundo. Y lo hace también con el objetivo de presionar al Estado español para que firme el TTIP, ese Tratado Trasatlántico entre la Unión Europea y USA que, si sale adelante, recortará más los derechos económicos, sociales, ambientales y culturales, anulará la ya escasa soberanía política de los pueblos y acentuará el dominio de las corporaciones transnacionales sobre nuestras vidas.

A eso responde el desembarco de Obama, que –no lo olvidemos— es el presidente de un gobierno que practica unas relaciones internacionales neocolonialistas basadas en la guerra, la desestabilización y la injerencia para apropiarse de los recursos naturales y para mantener sus intereses económicos y geoestratégicos en todo el planeta. Por tanto, no hay que rendirle ningún tipo de pleitesía, ni recibir al estilo bienvenido mister Marshall a quien es persona non grata en nuestra tierra y un claro enemigo de los pueblos. La dignidad no se compra con falsas promesas de turismo.

Por todo lo anterior, nos sumamos al llamamiento que desde la Plataforma contra la Guerra de Sevilla y las Marchas de la Dignidad se está haciendo a la ciudadanía para que este domingo todos y todas participemos en la manifestación que partirá a las 11,30 horas desde el Puente de Triana para expresar activamente nuestro rechazo a esta visita y para decir bien alto: ¡Obama, go home!

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