Es hora de retomar un modelo de ciudad habitable y sostenible

El Ayuntamiento aprobó en diciembre la nueva composición de la comisión de seguimiento del PGOU surgida tras las últimas elecciones municipales y donde nuestro grupo estará representado por el ingeniero de caminos y miembro de la corriente verde de IU, Indalecio de La Lastra.

Esta comisión de seguimiento es un órgano consultivo clave para la evaluación del desarrollo y ejecución del PGOU. En ella tienen voz tanto colectivos sociales como asociaciones de vecinos, colegios de profesionales (arquitectos, aparejadores, geógrafos), empresarios, sindicatos, grupos políticos y técnicos municipales. No es de extrañar, por tanto, que el Gobierno del PP nunca la convocase, pues siempre vio en este instrumento un obstáculo insalvable a sus planes especulativos y a sus recalificaciones a la carta.

Tras cuatro años negros en materia urbanística, toca por tanto reactivar esta comisión de seguimiento y retomar la apuesta por el modelo de ciudad habitable y sostenible que Izquierda Unida impulsó cuando estuvo en el gobierno local y que garantiza el actual PGOU.

Este objetivo figura, además, en el acuerdo de investidura suscrito entre IU y PSOE, donde se establece la defensa de los espacios públicos diseñados en el PGOU, el rechazo a los macro proyectos especulativos y el compromiso de hacer de Sevilla una referencia medioambiental del sur del sur de Europa. Sin embargo, hasta la fecha, no vemos avances en esa dirección, a pesar de que han pasado ya más de siete meses desde que arrancó el mandato.

Vamos muy lento. Los gobiernos de otros municipios tienen ya programas y procedimientos en marcha para desarrollar modelos de ciudad moderna, sostenible, amable, dinámica e inclusiva, fruto del cambio político iniciado en el país y que se orientan, fundamentalmente, a lograr una mayor cohesión territorial y social y a combatir la pobreza y la exclusión.

En Sevilla, sin embargo, se echa de menos una posición firme sobre los principios básicos de sostenibilidad, la reducción del tráfico de la ciudad o la lucha contra el cambio climático, entre otros. El liderazgo municipal no se manifiesta como se esperaba, el tiempo pasa y no se termina de visualizar cuál es el camino que se ha tomado.

La agenda de prioridades de Espadas cada vez recuerda más a la del sota, caballo y rey de Zoido: Mucha Navidad, mucho Fitur… Continuamos instalados en el mismo bucle de anuncios y titulares que luego nunca se concretan en realidades.

El continuismo de Espadas en materia de urbanismo empieza a resultar, desde luego, preocupante. Ya no es que no atisbemos por ningún lado el modelo de ciudad habitable y sostenible que se dice defender, sino que, en muchas ocasiones, el Gobierno del PSOE repite la misma política errática que mantuvo el PP.

Lo hemos visto, por ejemplo, en el apoyo al macro proyecto especulativo de Sevilla Park; la aportación de recursos de Emasesa para patrocinar el mapping; la privatización del patrimonio público a través del alquiler de espacios emblemáticos de la ciudad para actividades privadas como congresos y cócteles; o la renovación de un suculento contrato para el mantenimiento de los carriles bici que ha sido nefasto para la ciudad.  

Y mientras tanto… nada se sabe de los procesos de diálogo y participación que el Gobierno municipal iba impulsar para sacar adelante importantes y necesarios proyectos, como el previsto en la antigua fábrica de tabacos, vinculado a la innovación y al emprendimiento.

Igualmente, seguimos a la espera de que se ponga en marcha la comisión técnica, aprobada en el Pleno del Ayuntamiento, para que los terrenos de Tablada se conviertan en un parque metropolitano. Un anuncio audaz, que generó muchas expectativas, pero que parece haberse quedado de momento sólo en un brindis al sol.

Y  lo mismo ocurre con el edificio de la Gavidia que, si no llega a ser por Izquierda Unida, termina convertida en una gran superficie comercial, ya que la intención del PSOE era continuar las modificaciones iniciadas por el PP en el PGOU para que este edificio singular dejase de estar calificado como dotación pública y social y pasara a albergar usos terciarios.

En resumen, urge un cambio de rumbo de verdad en el urbanismo sevillano que anteponga los intereses generales al negocio privado y que recupere la apuesta por la consolidación del modelo de ciudad habitable y sostenible recogido en nuestro PGOU.