Tu Voz, Tu Gente
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La PCEra, de lo mejor de la Feria de Abril

Éxito: Buena aceptación que tiene alguien o algo. Así de bien ha descrito el diccionario de la lengua el devenir de la caseta del PCA en la Feria de Sevilla, que este año empezaba con los calores propios del 35 de abril. Como cada año sucede, el trabajo voluntario de la militancia se vuelca en conseguir que se llene este recinto de gente del pueblo llano y sencillo y este, a su vez, reconoce

solidariamente en quienes les atienden un plus de amabilidad y empatía que permite pasárselo bien en la feria de abril. Una caseta “libre”, que no excluye a nadie y que abre sus puertas para que entre la gente y atender y extender un buen ambiente sin malos rollos. A la gente, por venir, muchas gracias.

La mucha gente que este año ha entrado en “La PCEra” ha salido satisfecha porque ha encontrado buena calidad, buenos precios y, sobre todo, buen servicio. Dejemos aquí constancia de esos militantes que destinan una parte de su tiempo ferial a atender una barra para servir bebidas o comidas. Citemos aquí a quienes, desde la taquilla, atendían a las personas que colaboraron con sus consumiciones, desde la solidaridad, a mejorar las finanzas del Partido. Mencionemos aquí a los turnos de cocina, ese sitio que sugiere un ambiente de trabajo frenético y agotador, tan intenso como eficiente, tan caluroso como imprescindible.

Y es que desde el trabajo de montar los toldos o los mostradores, hasta que el domingo del fin de la fiesta, ya de madrugada, queda todo recogido, un pequeño ejército de comunistas, coordinado y disciplinado –en su más fiel definición “militante”- con todas sus funciones bien determinadas y desde el altruismo más desprendido, da un ejemplo responsable de cómo debe servirse al pueblo, desde la honestidad y desde la participación.

La PCEra cada año se supera a sí misma. Con los símbolos que la identifican en su condición comunista y republicana y esta vez con algunos iconos del ideario revolucionario presidiendo la actividad: Hugo, Ernesto y Dolores. Y eso, tan normal para la gente del pueblo que ha compartido en la PCEra su buen rato de esta feria, ha sido objeto de escándalo para la caverna sevillana, andaluza y nacional, que en los primeros días y gracias a las redes sociales, “descubrió” una caseta comunista en un real que, en su parecer, debía pertenecer en exclusiva a la derecha rancia y casposa del señorito con gomina y ala ancha, señora acicalada a la grupa y sirviente de uniforme y mal pagado.

Ajo y agua. El pueblo ha revalidado con su excelente acogida y su gasto en la taquilla que prefiere las casetas libres, sin guardias jurados en las puertas y sin  pobres asomados a las rejas mirando cómo se divierten los de dentro. Y que les gusta que les atienda un cargo público, ya sea alcalde, concejal, parlamentaria, ya sea portavoz del ayuntamiento o responsable público de la Junta, viéndole en la barra junto al dirigente del partido o al militante de la base, así como les agrada ver una tabla de precios que no tiene ni trampa ni cartón. Y a la gente de su barrio, a los que están en las luchas en la calle organizando la rebeldía, luciendo en la PCEra con orgullo las camisetas rojas de la hoz y el martillo con las siglas de su partido.

A esa gente, comunistas del Aljarafe, del Sur, de Alcosa, de Centro, de San Pablo, de Bellavista, de Norte, de Triana, de Torreblanca, de Las Moradas, Macarena, de El Arahal, o Morón, así como la Juventud Comunista (JCA), porque todos y todas cubrieron sus turnos con mucho esfuerzo y sin ninguna incidencia, solo cabe felicitarles, agradecerles su generosidad y ponerles como ejemplo de militancia. Ellos son de la entrega y de la solidaridad. Ellos y ellas han sido en esta Feria de 2014 la mejor expresión del poder de la gente.

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