Una portada infame para que no se hable del ERE de Mercasevilla

Este lunes pasado tuvo lugar un pleno extraordinario convocado por el PP para privatizar MERCASEVILLA. Al pleno acudieron los trabajadores de la lonja para protestar y presionar con el objetivo de parar esas intenciones, por otro lado, alevoso incumplimiento electoral de Zoido.

Unas desafortunadas palabras, pronunciadas por algún trabajador cuando gritaban contra el proceso privatizador y de las que rápidamente nuestro grupo municipal y el propio comité de empresa se distanciaron, pusieron en bandeja a un periódico cada vez más escorado a la derecha mediática en nuestra ciudad, las excusas suficientes para desviar el debate principal, que no debía ser otro que la privatización de una empresa pública sevillana, que conduce al despido de la mitad de la plantilla.

Y así como los demás medios generalistas, sin restar importancia a la gravedad de estas palabras pero situando la información en la privatización –la verdadera noticia-, ABC de Sevilla dedica esta portada a la historia de la infamia y de la manipulación periodística centrándose exclusivamente en esta cuestión.

Pero aún va más lejos. Aprovecha la andanada para diseñar la portada de tal manera que parece que es nuestro portavoz el autor de estas palabras, o parece que se las traslada a los trabajadores para que estos a su vez las digan, puesto que es el que está hablando en la foto y emplean el color blanco y los grandes caracteres entrecomillados para jugar a la confusión, utilizando el color amarillo y la letra pequeña para atribuirlas a los empleados.

Ayer se publicaron en el BOP las normas que regirán la privatización cuando, dentro de dos meses, cobren efectividad. Este proceso costará alrededor de un centenar de puestos de trabajo y, en unos momentos extremadamente difíciles para crear empleo, el pleno municipal, de la mano del Partido Popular, va a dedicar más de 3 millones de euros para despedir a gente.

Pero esa no es la noticia para este periódico, cada vez más desacreditado. En una falta de respeto a sus lectores, se ceba en el incidente en vez de en la información o en la opinión, ante la carencia de argumentos para justificar el proceso privatizador. Rompiendo la regla de que “perro no muerde perro”, esta modesta hoja, también periódica pero sin grapa, sí denuncia esta infame manipulación de un medio como este, tan carente de escrúpulos como de objetividad.