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Muere Manuel Baena, un comunista imprescindible

Artículo de Alejandro Sánchez para Mundo Obrero: “Ha muerto Manuel Baena,  guardián de la sede del Polígono de San Pablo”:

Hace apenas unas horas que hemos conocido el fallecimiento de Manuel Baena Fernández, histórico militante comunista sevillano, que ha muerto a los 94 años de edad siendo el afiliado más veterano al PCE en la provincia de Sevilla. Baena, que era como lo conocíamos todos en el partido, ha dejado este mundo después de una larga vida de lucha, que comenzó en un lejano y fatídico año 1936 cuando, poco antes de que comenzase la guerra, se unió a ese ilusionante proyecto juvenil surgido de la fusión de las juventudes del PCE y el PSOE, y que fue conocido como Juventud Socialista Unificada. Desde esa organización, Baena se embarcó en un proyecto que no abandonaría jamás, un proyecto hermoso que hablaba de justicia e igualdad, pero que a su vez era difícil y peligroso, ya que le haría conocer pronto los rigores de la represión y la clandestinidad, y es que tomar partido por el bando de los justos no fue nunca tarea fácil.

Una noche, viviendo todavía en su Estepa natal, la Guardia Civil vino a buscar a su padre, que fue asesinado sin juicio por los nuevos amos que habían dado un golpe contra la democracia. Obligado a emigrar con su familia, Baena llegó a Sevilla siendo apenas un adolescente, y teniendo que trabajar con sus manos en los más diversos empleos, supo salir adelante en aquella ciudad dominada por el hambre y el miedo. Lejos de amedrentarse o resignarse a la situación, Baena ingresó en una célula clandestina del Partido Comunista, y desde esa organización, comenzó a desarrollar todas las tareas que le eran encomendadas, con una disciplina que sólo se puede esperar de aquellos que voluntariamente están dispuestos a arriesgar su vida por los demás.

En los años sesenta, Baena llegó al Polígono de San Pablo, un barrio obrero de la periferia de la ciudad en el que, desde muy pronto, comenzó a desarrollarse una gran actividad opositora. Allí, junto a otros históricos militantes como Antonio García, Patrocinio Castro, Rafael Manjón o Pepe Durán, Baena trabajó durante años para levantar la que, después en democracia, sería una de las principales agrupaciones comunistas de Sevilla. Justo antes de morir, el responsable del partido en San Pablo, Antonio García, le encomendó la tarea de guardar bien la sede que con tanto trabajo se logró construir. Baena cumplió su palabra, yendo cada día a abrir las puertas del local, para mantener así el partido vivo en el barrio en los tiempos en que la agrupación entró en decadencia por culpa de la escisión carrillista.

No por muy repetida, la frase de Brecht que nos recuerda que aquellos que luchan toda la vida son los imprescindibles, deja de ser cierta, y si la aplicásemos al ejemplo de Baena, comprenderíamos cuán necesario resulta que hayan existido militantes como él, que hasta que la edad se lo permitió, siguió abriendo la sede, y repartiendo Mundo Obrero entre militantes y simpatizantes, e incluso vigilando con desconfianza las obras que se efectuaron en el local con el traslado del provincial a la sede. Era algo normal que nadie podía desde luego reprocharle, esa sede era patrimonio del partido y él era el encargado de mantenerla. Los que tenemos el honor de haberle conocido, jamás olvidaremos que fue su esfuerzo lo que permitió que hoy siga existiendo, ya recuperada, una agrupación en el Polígono de San Pablo.

La foto que acompaña esta hoja corresponde al acto de entrega de carnets del Partido en Sevilla en Junio de 2013. En aquel acto se le rindió un homenaje a Manuel Baena, el militante más veterano de entonces. Aparece junto a José Manuel García, el Secretario Político Local que le hace entrega, junto a su carnet de militante de un recuerdo que le emocionó en lo más hondo: La hoz y el martillo, símbolo de la unidad los trabajadores en el Partido Comunista. Que la tierra te sea leve. ¡Salud Camarada Baena!


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