Tu Voz, Tu Gente
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«Aunque la mona se vista de seda…»

Antonio Rodrigo Torrijos. @ARTorrijos El Periscopio. SevillaDirecto

Fue Marx (Groucho) el autor de innumerables frases y pensamientos que han pasado a la historia como referentes indiscutibles para catalogar actitudes y comportamientos, bien sea de la sociedad en su conjunto, bien de individuos concretos. Una de ellas por su profundidad y contenido crítico, sobresale, en mi opinión, sobre el resto de su “repertorio”. Me refiero a esa antológica frase de “estos son mis principios pero si no le gustan tengo otros” que permanece en el imaginario colectivo como un verdadero instrumento para el debate cuando de desmontar el cinismo político se trata.

Hay también otra joya para la dialéctica, ésta entresacada del Gatopardo de Lampedusa “si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie” que, asimismo, es lugar común cuando lo que se pretende es denunciar aquellos procesos en la vida -pero también en la política-  que ante la obligatoriedad (por las razones que sean) de cambios, se hacen sobre el envoltorio y no sobre el contenido.

Vienen a colación ambos extremos a raíz tanto de la conferencia política como del cambio de logo que el PP ha llevado a efecto estos días. Cuando las pasadas elecciones municipales y autonómicas, las anteriores y masivas movilizaciones sociales en defensa de la sanidad y educación públicas, contra las consecuencias económicas y sociales de sus políticas ultraliberales, contra los evidentes recortes en derechos y libertades, muestran el (esperemos) progresivo e imparable desafecto hacia el PP y sus medidas, de amplísimos sectores de la sociedad, no se les ocurre otra cosa que celebrar una conferencia política y…cambiar su logo.

La primera iniciativa, presentada como un foro de debate, ideas y elaboración programática, ha resultado finalmente un mitin, eso sí, para los suyos y donde más allá de hacerse “eco” de las demandas sobre mayor transparencia, democracia interna, limitación de mandatos o, vaya por Dios, “elección directa” de sus líderes por parte de la militancia, han reproducido las recetas políticas y económicas que tan nefastas consecuencias han provocado a millones de ciudadanos. Es decir, ante las exigencias de otras políticas y formas de gobernar, responden con marketing, adobado con anuncios de bajada de tipos en el I.R.P.F. o la tarifa eléctrica (que por su demagogia y doblez, analizaremos en otra ocasión) y fariseas afirmaciones sobre haber escuchado el clamor de la calle.

La segunda, en realidad fue anunciada con anterioridad, cambiar el logo corporativo del partido como si con ello nos quisieran anunciar que, a partir de ahora, serán otros, distintos, renovados, sensibles a los nuevos tiempos y exigencias.

Ambas iniciativas, trasladadas como un auténtico ejercicio autocrítico “urbi et orbe” por su poderosa maquinaria de propaganda, pretenden sean percibidas por la sociedad, unidas a algunos cambios de caras jóvenes, como una profunda renovación orgánica y programática sin reparar que, después de lo que ha “llovido” ello no es más que un intento pueril y superficial por hacer ver que si no gustan sus principios tienen otros y cambian todo para que todo continúe lo mismo. En definitiva, Gatopardo y Marx (Groucho) en estado puro.


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