
«¿Hacia una nueva normalidad?»
Artículo publicado por Antonio Rodrigo Torrijos en www.sevilladirecto.com
Después de años de crisis-estafa y sus nefastas consecuencias en términos sociales, económicos y políticos, de inocular miedo y temores varios, de prima de riesgo y deuda viva, de IBEX-35 y balanza de pagos, de modificación del art. 135 de la C.E, de crear la necesidad de rescatar bancos, de burbuja inmobiliaria, de estrangulamiento del crédito a Pymes y particulares, de recortes y retrocesos, de privatizaciones y jibarización del Estado frente al Mercado… de reducción de derechos civiles y sociales y del correspondiente cambio legislativo (Ley Mordaza) para evitar o al menos limitar la movilización social en respuesta a la atroz agresión liberal…. después de todo esto y mucho más, pretenden ahora “construir” una nueva normalidad.
Nueva normalidad que, intentan, signifique la asunción por parte de la sociedad civil de que lo sucedido y sus resultados son el mal menor, al fin y al cabo ¡estamos saliendo de la crisis y lo peor ya ha pasado!, se “crea” empleo, se “recupera” el consumo, el B.C.E. compra deuda pública y privada, el turismo internacional alcanza cifras de récord… nos dicen, repitiendo como un mantra, hasta construir la sinfonía perfecta con la que como un cuento –diría León Felipe- pretenden dormir la conciencia colectiva.
Que durante el tránsito de la crisis miles de ciudadanos han perdido sus viviendas, que son decenas de miles los jóvenes preparados y desesperados que se marchan de nuestro país, que las políticas de igualdad son ya una quimera para los que las necesitan, que la salud y la educación mutan de derecho a negocio, que el llamado mercado de trabajo se ha precarizado hasta límites insospechados, que una cosa son contratos y otra empleo, que los salarios para cientos de miles de jóvenes y no tan jóvenes rondan los quinientos euros con jornadas de diez horas, que las pensiones en su mayoría no garantizan los mínimos vitales y menos aún si son el paraguas de hijos y nietos, que tener trabajo no es ya sinónimo de abandono de la pobreza, que un 1.800.000 hogares tienen a todos sus miembros en el paro, que millones de personas no tienen acceso a una alimentación digna y dependen de la solidaridad civil… son realidades que no importan porque ¡por fin! la crisis es cosa del pasado.
Que el Estado Social, con sus imperfecciones, tal como lo conocimos sea un recuerdo, que la brecha entre los que más poseen y los que menos se haya convertido en un muro execrable y creciente, que la macroeconomía se haya impuesto a las personas y sus derechos tan arduamente conseguidos, que el futuro vital de la ciudadanía se haya convertido en una entelequia o que las relaciones laborales sean arbitrariamente impuestas por una de las partes del binomio capital/trabajo… no importa, son sencillamente el peaje que ha habido que abonar para alcanzar la “recuperación” económica y la tan ansiada salida de la crisis, nos dicen los que la provocaron y los que de ella han hecho una oportunidad para continuar incrementando sus excedentes y beneficios.
Esta es la nueva normalidad a la que intentarán que nos acostumbremos, la que explicarán y difundirán, la que oiremos y veremos por doquier, la que construirán no como un triunfo del sistema sino como una oportunidad, la gran oportunidad de las gentes nos dirán. Con razón el gran financiero Warren Buffet, preguntado sobre si existía la lucha de clases, contestó con un Sí rotundo y añadió… la vamos ganando.
Que se acepte o no, que se imponga o no esta construcción ideológica y sus consecuencias es harina de otro costal. Los próximos meses y años dilucidarán la interrogante, todo dependerá del nivel de respuesta y actuación de las víctimas del discurso de la nueva normalidad. Veremos.