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«De dichosa manchita roja» a «comerse la guinda del pastel»

Se han celebrado en estos fines de semana los congresos del PP de Andalucía, entre ellos el de nuestra provincia. En este Congreso ha resultado elegido mandamás uno de los representantes del “ala dura” y talibán del pensamiento ultra en la derecha de las derechas: Juan Bueno, a la sazón, también portavoz del grupo municipal en el Ayuntamiento de Sevilla.

El también alcalde de nuestra ciudad, Presidente del PP de Andalucía y parlamentario por la provincia de Sevilla (¡uff! Cuántos títulos), Juan Ignacio Zoido, ha dicho que no va a pedir perdón por haber conseguido una única lista en cada una de las 8 provincias. Sorprendentes declaraciones, cuando de lo que se trata en los congresos de los partidos políticos, es de mostrar visiones plurales y críticas y eso, precisamente, es lo que mide el grado de democracia interna en el momento procesal en el que tienen que aflorarse.

En la Sevilla del PP de Bueno, hubo un intento alternativo que fue cortado de raíz y que no fue premiado con presencia en la Ejecutiva –salvo por el cupo institucional, inevitable por los estatutos- y su representante fue “democráticamente” apartada de cualquier cuota de poder como castigo a haber abierto un debate alternativo. Todos los congresos fueron a la unánime y búlgara manera.

Pero lo que resulta más esclarecedor es cómo se refieren al deseo que tienen para la provincia de Sevilla: “Esa dichosa manchita roja” término guerracivilista donde los haya y muro en el que choca reiteradamente el proyecto ultra del PP. La manchita no deja de ser roja porque IU es la segunda fuerza política municipal, porque ha crecido en 2011 con respecto a las anteriores elecciones municipales de 2007 y porque sigue creciendo en dignidad y, por tanto, en rechazo a la injusticia social que inspiran el PP y sus recortes. Y porque ya ha aprendido a no creer en mentiras.

Cuando acababan el congreso no dejaban de pegarse chutes mentales, babeando en sus fantasías al asegurar que en 2015 “será la guinda del pastel que nos comimos en las elecciones”. Mucho, mucho respecto parece que no le reconocen al pueblo sevillano, al que ofenden con diminutivos al mirarlo solo como un objetivo electoral al que piensan devorar como un postre sabroso tras un banquete propio de Pantagruel. La gula y la avaricia, no lo olviden los ganadores (Legionarios de Cristo Rey y seguidores del Opus Dei), son pecados capitales. Obvian –en su flipe colectivo- que el ataque sin precedentes a los derechos de trabajadores y capas populares, los recortes y retrocesos de varios lustros que están haciendo a las reglas del juego, el cambio de modelo a favor de los poderosos y en detrimento de la mayoría, harán imposible que Zoido sea de nuevo alcalde y, mucho menos, que vayan a alcanzar ni la diputación de Sevilla ni tampoco la Junta de Andalucía ni el gobierno central. La mancha roja se va a extender y será Izquierda Unida quien será determinante en un mapa de azul menguante y de rojo creciente.

 

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