Zoido pone a la zorra al cuidado de las gallinas
La participación ciudadana, un proceso ejemplar que amplió sobremanera la calidad democrática en Sevilla durante el tiempo que duró Izquierda Unida en el gobierno municipal, ha sido desmontada estrepitosamente cuando, en el penúltimo episodio de la función, el alcalde ha entregado –nada menos que- a ABC de Sevilla lo que han venido en llamar la e-democracia.
Una empresa privada como ABC, especializada en cargarse la democracia participativa, ha sido la adjudicataria del control… de la democracia participativa. Todo un logro de la derecha mediática que recibe las contrapartidas en las que invirtió ingentes cantidades de portadas, artículos de propaganda panfletaria y eficaces montajes periodísticos, que dieron con los huesos de Zoido en la alcaldía hispalense.
Y además no se han cuidado ni un pelo de parecer que es una web municipal la que administra la democracia participativa. Porque, el dominio www.sevillaciudad.es redirecciona directamente al usuario www.sevillaciudad.abcdesevilla.es (hagan la prueba), mientras que el correo electrónico disponible es sevillaciudad@abcdesevilla.es sin contener mención alguna al ayuntamiento de Sevilla. Es más. Firma ABC. Es algo tan escandaloso que cuesta trabajo creerlo.
Lo más alucinante es que se trata de un trabajo de escasa calidad informática en el que, flipen y vean, no se pueden escribir comentarios por parte de los usuarios. ¡Cómo se puede participar “e-democráticamente” en una web que sólo sirve para ver lo bien que lo hacen los delegados de los distritos y no se pueden ni siquiera escribir sugerencias, propuestas o críticas!. Flipando.
Pues esa simplona página web ha costado la friolera de 230.000 euros –sí han leído bien- y se ha adjudicado como venimos en explicar, “por casualidades de la vida”, a un medio de comunicación privado donde jamás se cuestiona la gestión del Gobierno de Zoido y constantemente se censura, manipula o minimiza la labor de la oposición. La burla y el choteo a los sevillanos pocas veces alcanzaron mayores cotas como esta de poner al enemigo de la democracia participativa al frente de su gestión y, encima, pagarle un pastizal por ello.
