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BALANCE DE IZQUIERDA UNIDA DEL PRIMER AÑO DEL GOBIERNO DE ZOIDO

Este 22 de mayo se cumple un año desde que el Partido Popular ganó las pasadas elecciones municipales en Sevilla. Y el balance que desde Izquierda Unida hacemos en la víspera de este aniversario no puede ser, desde luego, más negativo y descorazonador.

Desgraciadamente, la realidad ha superado con creces los peores pronósticos que proyectábamos al comienzo de este mandato y hoy, doce meses después de aquel cambio de gobierno local, nos encontramos con una ciudad más desigual, con más paro e inmersa en una preocupante regresión política, económica, social y medioambiental.

Hoy podemos afirmar, sin equivocarnos, que el PP de Zoido no ha estado a la altura de las circunstancias. Ni siquiera de lo que le demandan sus votantes. Se ha caracterizado por la inacción, por la improvisación, por la constante huida hacia adelante, por la confrontación estéril con otras administraciones –principalmente con la Junta de Andalucía– y por el sistemático incumplimiento de sus compromisos electorales, cuando no por la realización de todo lo contrario a lo prometido en campaña o desde la oposición.

En este escaso periodo de tiempo se ha revelado el auténtico fraude político que representa el señor Zoido, quien ha pasado de autoproclamarse el alcalde de las tres “p”, abanderando el ya desacreditado eslogan de “proyecto, plazo y presupuesto”, a convertirse en el regidor de las tres “r”, es decir, el de “los recortes, los retrocesos y el revanchismo”. Un breve repaso a lo acontecido hasta ahora corrobora este diagnóstico difícilmente refutable.

1– En primer lugar, hemos de recordar que Zoido se presentó a las elecciones asegurando que sería el “alcalde del empleo”. Una vana ilusión que se obstinó en mantener en sus primeros meses al frente del Ayuntamiento, a pesar de que los datos procedentes del Servicio Público Estatal de Empleo se empeñaran en evidenciar, una y otra vez, que no caminábamos precisamente hacia esa dirección.

Para la posteridad quedarán anuncios absolutamente desternillantes –si no fuera por la gravedad del asunto en sí– como el que protagonizó, por ejemplo, en octubre de 2011, cuando, sin sonrojarse ni pestañear lo más mínimo, el señor alcalde auguró la creación de 25.000 puestos de trabajo a lo largo del presente mandato.

Pero más allá de los titulares grandilocuentes y de la propaganda vacua cocinada por el equipo -bien armado- de asesores municipales al servicio del PP, lo cierto y verdad es que, cuando Zoido tomó posesión como primer edil, Sevilla contaba con 72.162 desempleados y, en estos momentos, la tragedia del paro afecta ya a 85.852 sevillanos. ¡Hablamos de un incremento del 19%!. También entonces la tasa de paro se situaba en el 20% y ahora está en el 25,5%.

De modo que con el autodenominado alcalde del empleo, hay ya 13.690 personas desempleadas más en nuestra ciudad y la tasa de paro se ha disparado más de cinco puntos porcentuales. Esa es la pura y la dura realidad.

Y desde Izquierda Unida no vamos a caer en el facilismo en que solía incurrir el PP, responsabilizando en exclusiva al Gobierno local de esta situación tan dramática. Pero es obvio que una parte importante de culpa de este desastre, de este registro de parados a todas luces histórico, hay que atribuírsela a Zoido, ya que en apenas doce meses:

– El PP ha recortado un 50% las partidas contempladas en el presupuesto municipal para los programas de empleo que dependen del Ayuntamiento.

– El PP ha paralizado dispositivos municipales fundamentales para la inserción sociolaboral, como las escuelas taller, los talleres de empleo, los talleres prelaborales, o el programa formativo Redes.

– El PP ha renunciado a continuar ampliando la red de centros permanentes de formación y empleo que impulsó IU en el mandato anterior, construyendo hasta cinco equipamientos de este tipo con el fin de acercar los recursos de empleabilidad y los servicios de orientación a los distintos barrios de la ciudad.

– El PP ha abandonado por completo la inversión en los polígonos industriales, posponiendo cualquier tipo de reforma o mejora en los mismos a la llegada de unos presuntos fondos europeos, que por ahora ni están ni se esperan.

– El PP ha desactivado por completo acuerdos pioneros e inéditos que el Gobierno local anterior había firmado con el ámbito de la economía social y con las organizaciones sindicales para luchar contra la siniestralidad laboral o para trabajar conjuntamente en pro de la calidad en el empleo.

– El PP ha rechazado la mayoría de las medidas que desde Izquierda Unida le hemos planteado, entre ellas un plan de choque urgente para parados de larga duración, al estilo y semejanza del que se va a aplicar ahora desde la Junta de Andalucía gracias a la entrada de Izquierda Unida en el gobierno autonómico. Y las pocas propuestas que nos han aceptado no las han puesto en práctica.

– Por contra, la única iniciativa del PP ha sido hasta ahora la constitución de una Mesa por el Empleo, cuyos resultados no pueden ser más decepcionantes, ya que desde un principio fue concebida sólo como una simulación, como una pose fotográfica de cara a la galería, que no se ha concretado en nada porque el Gobierno local carece de la voluntad política necesaria para escuchar y para dar una respuesta satisfactoria a las propuestas que allí se exponen por parte de los agentes sociales.

Este, y no otro, es el legado de la era Zoido en materia de empleo: Mucho humo, muchos fuegos de artificio, mucha palabrería hueca y, sin embargo, ninguna medida de calado para combatir el que es sin duda el principal problema de los sevillanos y sevillanas.

2– Junto al del alcalde del empleo, en este año se ha venido abajo también otro mito vinculado a Zoido, como era el del alcalde del consenso y del diálogo. Pronto, muy pronto, se demostró que éste no era más que otro lema prefabricado, otro cliché para engatusar al personal, pues en estos 12 meses de gobierno los únicos métodos y pautas de comportamiento del PP que hemos conocido han sido los de la imposición, el rodillo y la arbitrariedad.

Si hay una fotografía que refleja la esencia de esta forma de actuar, basada en la unilateralidad más descarnada, es la aprobación en solitario del Plan de Ajuste Local para acogerse al programa de pago a proveedores promovido por el Gobierno de Mariano Rajoy.

Este paquetazo traerá consigo el secuestro de las cuentas del Ayuntamiento hasta 2022 (tres mandatos consecutivos), además de un grave deterioro de las condiciones laborales de los empleados municipales y servicios públicos y de un sablazo considerable al bolsillo de los ciudadanos, a los que se subirán indiscriminadamente los impuestos. Sin embargo y a pesar de la trascendencia del tema, el PP de Zoido ha optado por despacharlo haciendo gala del mayor de los desprecios hacia los grupos de la Corporación y los agentes sociales.

No hubo negociación previa con los sindicatos ni con la oposición, ni ningún tipo de consulta. Ni tan siquiera se nos informó con antelación al respecto de la adopción de unas medidas extremadamente duras, que se nos han vendido falsamente como inevitables y que, en definitiva, constituyen la mayor agresión cometida en democracia contra los derechos sociales de los trabajadores municipales y de los sevillanos y sevillanas.

Y a ello hay que sumar la vergonzosa tramitación de tapadillo que se ha realizado del Plan de Ajuste, llegando a suspenderse incluso el Pleno extraordinario previsto para sacar adelante el crédito de esa operación, con el claro propósito de hurtar el debate público a la ciudadanía y de esquivar el chaparrón de críticas que a buen seguro le iban a llover al PP.

Porque más allá de las formas, en el fondo el Plan de Ajuste de Zoido supone, simple y llanamente, un regreso en el Ayuntamiento de la capital hispalense al siglo pasado, una hipoteca innecesaria para las arcas del Consistorio y, sobre todo, una auténtica declaración de guerra contra la mayoría social de la ciudad a través de medidas como:

– la ampliación de la jornada laboral en la plantilla del Consistorio;

– sustanciales reducciones salariales del 5% para los trabajadores de Lipasam, Tussam y del IMD (amenaza ahora ampliada a Emvisesa y Emasesa);

– la creación de nuevas tasas y precios públicos y el incremento lineal del 3% de las ya existentes;

– la eliminación de empresas municipales como Giralda Televisión o Sevilla Global;

– la anulación del convenio colectivo para el personal contratado con cargo a programas asumidos por el Ayuntamiento;

– o el establecimiento de la tasa de reposición de efectivos cero, lo que implicará despidos entre los empleados municipales, al no poderse cubrir las bajas, amén de una pérdida en la calidad de los servicios públicos.

3- Con todo, el Plan de Ajuste ha resultado sólo el corolario, la puntilla si se prefiere, a un año plagado de todo tipo de recortes, cuyas negativas consecuencias han recaído y van a recaer sobre las espaldas de una clase trabajadora y unas capas populares ya de por sí bastante castigadas por la brutalidad con que les golpea la actual crisis económica.

– Durante estos doces meses, el Gobierno municipal del Partido Popular se ha cebado contra los más débiles y los menos favorecidos con medidas tan injustas y desacertadas como el desmantelamiento del Parque Social de Vivienda y de Otainsa o la eliminación del Plan Municipal de Vivienda, sin aportar a día de hoy ninguna alternativa que se precie.

– En estos 12 meses, el Gobierno del PP ha arrasado con las políticas de solidaridad y con los programas municipales de cohesión social, reduciendo un 76% las partidas destinadas a la cooperación.

– En estos 12 meses, el Gobierno del PP ha precarizado las condiciones de trabajo de muchos empleados municipales y ha practicado despidos, que se han traducido en la prestación de peores servicios públicos y en la existencia de serios problemas para garantizar cometidos tremendamente vitales como la limpieza y el mantenimiento de los colegios o la atención a domicilio de personas mayores.

– En estos 12 meses, el Gobierno del PP le ha metido un tijeratazo sin parangón a todo lo que tiene que ver con el apoyo al deporte base, reduciendo muchos programas de esta índole (como las Carreras Populares de los distritos, las Marchas en Bici, las Escuelas Deportivas, los Circuitos de Paseos, Senderismo y Multiaventuras..), además de disminuir ostensiblemente las ayudas a las entidades y clubes deportivos de base, además de empezar a cobrar por primera vez en la historia a quienes participan en las Carreras Populares y en la Nocturna del Guadalquivir (actividades que siempre fueron gratuitas), o además de devaluar notablemente la calidad y el prestigio alcanzado en pruebas como la Maratón de Sevilla, que ha pasado de ocupar el liderazgo español en esta especialidad deportiva, con IU al frente del IMD, a salir del circuito nacional gracias al PP.

– En estos 12 meses el Gobierno del PP ha recortado hasta en un 75% sus aportaciones a la Cultura de la ciudad: desde el Teatro de la Maestranza hasta la Real Orquesta Sinfónica, pasando por festivales convertidos en bienales para sobrevivir y por la retirada del apoyo a las salas independientes.

– En estos 12 de meses, el Gobierno del PP ha dinamitado la maravillosa experiencia de los Presupuestos Participativos, puesta en marcha en el pasado por IU, negándose a asumir la mayoría de las propuestas decididas y votadas por los vecinos y vecinas en las asambleas de distritos, cuando no desviando las partidas consignadas para este proceso a otros fines y menesteres…

Y todo ello se ha llevado a cabo siempre bajo la sempiterna excusa y el manido pretexto de que no hay fondos por culpa de la herencia recibida. Un argumento cada vez más trillado y que se desmonta por sí solo a poco que se haga un mínimo seguimiento de las apuestas y actuaciones que han marcado hasta ahora la pauta política de Zoido y su equipo.

Para empezar, el PP tendría que estar agradecido de la herencia que le dejó el Gobierno local anterior porque eso es lo que le ha permitido al señor Zoido dormitar este año.
Nos estamos refiriendo, lógicamente, a esa Sevilla en la que durante los últimos dos mandatos se entregaron más de 7.000 viviendas protegidas; se activaron instrumentos útiles para combatir las desigualdades como OTAINSA, el Parque Social de Vivienda o el bonobús solidario; se levantaron múltiples centros cívicos y centros de salud; se acometió una inversión pública desconocida en cuanto a creación y mejora de instalaciones deportivas, construcción de más de 140 kilómetros de carriles bici, establecimiento de Sevici, rehabilitación de polígonos industriales y edificación de centros permanente de de formación empleo; se apostó como nunca por la peatonalización y por las zonas verdes, llegándose a triplicar el número de estos espacios (hasta el punto de que la ciudad se convirtió en la única del país con más de 600.000 habitantes que emitía menos gases contaminantes a la atmósfera que hace una década); se avanzó de forma notable en la recuperación del río y la puesta en valor de su entorno; se realizó la gran descentralización distrital de Sevilla; se inició una línea de colaboración pionera con la economía social; se hizo el tranvía y se puso en funcionamiento la primera línea del Metro…

Pero de este legado nunca se queja el PP, a pesar de que lo ha estado rentabilizando durante estos doce meses de manera evidente. El Gobierno de Zoido prefiere situar el énfasis únicamente en el aspecto financiero de una herencia que, por otro lado, ha magnificado y manipulado de forma torticera para tapar su incapacidad y ausencia de iniciativa.

Y no es que no haya deuda, es que, en comparación con las grandes ciudades del país, siempre ha sido de las más pequeñas. De hecho, la cantidad que se ha de afrontar para el pago a proveedores asciende finalmente a 54 millones de euros, una cifra bastante menor que la deuda que tienen contraída la mayoría de los ayuntamientos de la importancia del de Sevilla.

Por otro lado, la voluntad que ha faltado para desarrollar un Plan de Choque o una red de cocinas sociales o medidas para evitar los desahucios que está practicando la propia empresa municipal Emvisesa con sus inquilinos (propuestas todas ellas planteadas por IU), sí la ha habido, en cambio, para costear viajes a Madrid para visitar al Papa. O para financiar iniciativas poco acordes con los tiempos que corren como la llamada Operación Talento. O para regalar bonobuses gratis a las personas mayores, con independencia de sus ingresos, mientras se reducen las aportaciones al bonobús solidario para parados y se retrasan sine die la entrega de estos títulos a quienes realmente lo necesitan.

El subterfugio de que no hay dinero no lo ha esgrimido el PP, por cierto, para buscar cerca de 30 millones de euros con los que garantizar el tramo de la SE-35 a la tienda que la multinacional Ikea pretende levantar en suelos de San Nicolás Oeste. Una cuantía que, como es sabido, se ha obtenido en detrimento de partidas presupuestadas en el pasado para los barrios de la ciudad. Por tanto, no es que no haya dinero, es que el alcalde y el PP tienen sus prioridades y sus preferencias a la hora de gestionar los recursos públicos de los sevillanos.

4- Junto a los recortes sociales y laborales, en este primer año de mandato de Zoido hemos asistido a una tremenda y acelerada involución del modelo de ciudad que el Gobierno municipal anterior había venido impulsando en los últimos años de la mano del movimiento vecinal, social y ciudadano.

El PP ha optado por enterrar las políticas relacionadas con la movilidad sostenible y con la mejora del medio ambiente. Y, paralelamente, se ha lanzado en cuerpo y alma a una carrera desenfrenada por recuperar un urbanismo especulativo trasnochado, como se ha puesto de relieve, no sólo con las concesiones a la multinacional sueca Ikea, sino con el inicio de la modificación del PGOU para permitir la construcción de aparcamientos rotatorios en el centro, empezando por zonas tan sensibles como la Alameda o la Encarnación.

En apenas 12 meses, el PP no ha dejado de consumar una barbaridad tras otra en esta materia:

– Ahí está, por ejemplo, la disparatada derogación del Plan Centro. Medida que no ha venido acompañada aún de ninguna alternativa, pese a que la hayan anunciado en varias ocasiones para luego retractarse. No en vano, la improvisación, los bandazos y las contradicciones han sido también la tónica habitual de este Gobierno en cuanto a movilidad se refiere.

– Ahí está también el regreso de la zona azul al casco histórico y el “efecto llamada” de coches particulares que ha originado.

– Ahí está además el desmantelamiento de la Oficina de la Bicicleta y lo que ello ha significado en cuanto a abandono del servicio público de Sevici –cada vez en peor estado de mantenimiento– o en cuanto a la desaparición de las políticas de promoción y fomento de la bicicleta que habían convertido a Sevilla en una ciudad referente en todo lo relativo con este saludable medio de transporte.

– Y ahí están los intentos de devolver el doble sentido a Luis Montoto, las restricciones impuestas a los usuarios del carril bici en calles como Asunción, etc.

En definitiva, con Zoido en Plaza Nueva, han retornado al centro los atascos, el caos de tráfico y la doble fila; se han incrementado los niveles de contaminación; y se ha deteriorado ostensiblemente la calidad de vida de miles de sevillanos y sevillanas como consecuencia de una apuesta desaforada por el vehículo privado que ha ido en detrimento del peatón y de otros medios de desplazamiento alternativos y sostenibles.

Y lo más preocupante: el modelo de ciudad ya no lo determina el PGOU, ni el sentido común, ni la participación de los vecinos o de los agentes sociales, ni el interés general, sino única y exclusivamente el interés particular de una élite, de un sector minoritario de comerciantes que es el que impone su agenda al alcalde.

Por cierto, sobre Tablada se ha dejado de hablar y eso que Zoido prometió en campaña que ese problema lo arreglaba él en 15 días.

Pues bien, a raíz de que el Tribunal Supremo confirmara la legalidad de la venta que el Gobierno central realizó de una de las principales parcelas de la dehesa en 1997, Izquierda Unida propuso en el Pleno de enero la apertura de un nuevo proceso de expropiación con el fin de desbloquear definitivamente el futuro de este espacio natural protegido y garantizar su gestión desde el ámbito de lo público. Pero, una vez en el gobierno, como ha ocurrido en tantas otras cuestiones, el PP donde dijo digo, dice diego y adopta la política del avestruz, escondiendo –metafóricamente hablando– la cabeza bajo tierra e ignorando la realidad y sus compromisos adquiridos antaño.

5- Y es que, por encima de todo, este primer año de Zoido al frente del Consistorio ha sido el de las promesas incumplidas. Nunca antes tuvo tan poco valor en esta ciudad la palabra dada por un responsable público como en el presente actual. Nunca antes se faltó el respeto y se insultó tanto a la inteligencia de los sevillanos y sevillanas como ahora.

Han sido numerosos los proyectos anunciados a bombo y platillo, los planes trazados sobre el papel y las actuaciones previstas que han quedado aparcados o han pasado a dormir el sueño de los justos. Pero, por economía del lenguaje, en este balance nos limitaremos a destacar solo tres ejemplos concretos de esta forma de hacer política (tan degradada y perjudicial para la democracia) que sobresalen por la fuerte carga de simbolismo que en sí mismo encierran.

 Por un lado, anotaremos el fiasco de las Ordenanzas fiscales. Quien tanto alardeó de bajar los impuestos, quien tanto vendió la moto de que con él se produciría una significativa reducción de la presión fiscal en la ciudad, no ha dejado de subir los tributos a los sevillanos y sevillanas, cuando no ha creado directamente tasas y precios públicos nuevos para seguir estrangulando la ya de por sí mermada economía de los ciudadanos, emprendedores y pequeños empresarios. La voracidad recaudatoria con el PP es, sencillamente, alucinante y escandalosa

 Por otro lado, es obligado detenerse en el tema del enchufismo. Porque quienes con tanto ardor agitaron en el pasado la bandera contra las prácticas clientelares y el nepotismo, en pocos meses, se han hartado de colocar a docenas de militantes, de familiares o de afines en instancias dependientes del Ayuntamiento de Sevilla.

Lejos, muy lejos, queda ya el compromiso del señor Zoido de que el único carné que valdría para entrar a trabajar en el Consistorio sería el de identidad y no el de ningún partido político. O aquella famosa perla de que, a la hora de contratar, sólo se tendrían en cuenta los criterios de publicidad, mérito y capacidad. Una frase que hoy provoca, como mínimo, hilaridad. Sobre todo, después de conocer fichajes estrellas como el de Juan José Cortés como asesor municipal del PP o de comprobar quiénes ocupan actualmente los puestos de coordinadores en los talleres socioculturales de los distritos o quiénes forman parte de la Oficina del Defensor del Ciudadano.

Además, aún estamos esperando a que el alcalde nos aclare cómo se explica la sospechosa contratación de su hijo por un prestigioso bufete de abogados al que el Ayuntamiento de Sevilla encarga con regularidad la elaboración de informes y trabajos, todos ellos muy bien remunerados.

Y eso por no hablar de la creación de llamativos cargos ‘ad hoc’ como, por ejemplo, el correspondiente a la subdirección del Real Alcázar, donde curiosamente se ha ubicado a la esposa de uno de los socios del bufete mencionado. Así que cada uno saque sus propias conclusiones, aunque blanco y en botella suele ser leche.

 De ahí que en el apartado de las promesas incumplidas haya que hacer referencia también, irremediablemente, a una archipregonada transparencia que, a decir verdad, luego no se ha visto reflejada en el día a día por mucho que el alcalde apele a ella de manera constante y sin ruborizarse.

Frente al alcalde virtual de “la luz y de los taquígrafos”, la realidad de la gestión del PP se ha significado más bien por todo lo contrario, esto es, por la opacidad y por la oscuridad. Véase el ejemplo de las cuentas de la Copa Davis que, seis meses después de su celebración, continúan sin ser conocidas por la oposición y por la ciudadanía.

6- Lo que no le ha faltado, sin embargo, a este Gobierno local desde el minuto uno de partido ha sido un espíritu absolutamente revanchista que ha impregnado buena parte de sus decisiones y de su actuar político. Un revanchismo ligado muchas veces a lo ideológico (como ha sido la laminación de todo el andamiaje del modelo de ciudad que habíamos desarrollado), pero que en ocasiones ha llegado a escorarse hacia el ridículo y lo grotesco.

En estos doce meses hemos tenido la oportunidad de ver al PP en su estado puro, asilvestrado y obsesionado con borrar del mapa cualquier marca que pudiera asociarse al Gobierno anterior y, sobre todo, a Izquierda Unida.

Y en esa deriva no le ha importado exhibir su cara más recalcitrante, más cateta, más frívola y más casposa, llegando incluso a rescatar del cajón viejos y añejos tópicos. Pues bien, es en ese ánimo de vendetta permanente en el que hay que enmarcar:

– Campañas tan vergonzosas como la de “En Sevilla se llama Navidad”, que algún periodista llegó a definir como “la venganza del solsticio” y donde se dibujaba a los sevillanos como personas vagas y perezosas.

– El desatino de designar al comandante Barranca como presidente de la Oficina del Defensor del Ciudadano, a pesar de contar con una trayectoria y con unos antecedentes que le inhabilitaban para desempeñar ese cargo, al no gozar del predicamento democrático necesario ni suscitar el consenso requerido.

– O la elaboración de una ordenanza para regular la Velá de Santa Ana que no hay por donde cogerla y que supone un atentado contra la pluralidad cultural e ideológica de esta fiesta y un nuevo retroceso en las libertades públicas. ¿Cómo llamar, si no, a la prohibición de banderas, a la imposibilidad de usar músicas propias en las casetas o a la obligación de que todas tengan que estar decoradas con unos motivos concretos?

El señor Zoido, por tanto, no ha sido el alcalde de todos los sevillanos, como prometió. Tampoco ha sido el alcalde del diálogo, ni el del consenso, ni el de la transparencia, ni mucho menos el alcalde del empleo. Todos esos mitos han ido cayendo para abrir paso al auténtico regidor de las tres “r”: el de los recortes, los retrocesos y el revanchismo. Y a la vista está también que la ciudad no ha conseguido funcionar como un reloj.

El pírrico balance realizado este miércoles por el propio PP muestra a las claras su falta de rumbo y su grave grado de desnortamiento. En estos doces meses se ha puesto al descubierto la poca imaginación, la nula iniciativa y la insolvencia de este partido para gobernar una ciudad como Sevilla. Ha sido un año prácticamente en blanco, al ralentí, en el que, con la que está cayendo, el alcalde se ha limitado a mantenerse como mero espectador y a suplir su inactividad e inacción con la difusión de debates placebos, con algún que otro golpe de efecto –tipo Operación talento– y con muchas fotos en actos sociales y protocolarios. Hemos asistido y padecido la estrategia del cangrejo, ya que en este espacio de tiempo no hemos dejado de dar pasos atrás sin solución de continuidad.

En suma, se confirma que el Gobierno del PP se ha instalado en la superficialidad, en el márketing y en la propaganda, al tiempo que se aleja cada vez más de los ciudadanos y de sus votantes y se revela totalmente incapaz de resolver las necesidades y los grandes problemas de los sevillanos. El efecto Zoido parece desinflarse a marchas forzadas…

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